Llega septiembre y nuestros huertos experimentan un cambio, se transforman y llega lo que conocemos como rotación de los cultivos.

¿Alguna vez te has preguntado por qué no sembramos siempre lo mismo en el mismo lugar? ¡Aquí te lo contamos!

¿Qué es la rotación de cultivos y por qué es tan importante?

La rotación de cultivos es una técnica agrícola ancestral que consiste en ir alternando los tipos de plantas que cultivamos en un mismo espacio de tierra a lo largo del tiempo. Es como darle un «descanso» y un «alimento» diferente al suelo, y tiene muchísimos beneficios:

  1. Mejoramos la salud del suelo: Cada tipo de planta extrae nutrientes específicos del suelo. Si siempre plantamos lo mismo, el suelo se agota de esos nutrientes. Al rotar, permitimos que el suelo se recupere y que otras plantas aporten diferentes elementos. Algunas plantas, como las leguminosas, incluso ayudan a fijar nitrógeno en el suelo, ¡actuando como fertilizantes naturales!
  2. Nos ayudan a controlar las plagas y enfermedades: Muchas plagas y enfermedades son específicas de ciertos cultivos. Si la misma planta está siempre en el mismo lugar, estas plagas se asientan y se reproducen. Al cambiar de cultivo, «desorientamos» a las plagas y reducimos su impacto.
  3. Mejoramos el aprovechamiento del espacio: Al planificar las rotaciones, podemos optimizar el uso de nuestro huerto, asegurándonos de que cada temporada esté produciendo algo, y de manera más eficiente.

El gran cambio de septiembre: de frutos a hojas

En nuestro huerto escolar, septiembre marca un momento clave en nuestra rotación. Durante los meses más cálidos, hemos disfrutado de cultivos de fruto, como los jugosos tomates, los pimientos o las berenjenas. Estas plantas suelen necesitar mucho sol y extraen ciertos nutrientes del suelo para desarrollar sus frutos.

Ahora, con la bajada de las temperaturas y la llegada del otoño, es el momento perfecto para dar paso a los cultivos de hoja. ¿Qué significa esto? Que en las parcelas donde antes crecían nuestros tomates, ahora plantaremos:

  • Lechugas de diferentes variedades
  • Espinacas ricas en hierro
  • Acelgas saludables
  • Coles y brócolis

Estos cultivos de hoja tienen necesidades de nutrientes diferentes a los de fruto y se desarrollan mejor con el clima más fresco de otoño e invierno. Además, sus raíces suelen ser menos profundas, lo que ayuda a trabajar diferentes estratos del suelo.