Con los días más cortos y el frío que ya se siente, nuestros huertos escolares parecen dormir bajo un manto de escarcha. Pero, ¡no os equivoquéis! El invierno no es una estación de pausa total, sino un momento crucial de preparación. Mientras la tierra descansa, nosotros nos dedicamos a cuidarla y a planificar las próximas siembras.
El invierno en el huerto es como la hibernación de un oso: es una fase de descanso y recuperación que garantiza una primavera y un verano llenos de vida y abundancia.
¿Qué hacemos en el huerto escolar durante el invierno?
Aunque la siembra es más limitada, el trabajo no se detiene. Estas son algunas de las tareas esenciales que os mantienen ocupados y conectados con vuestro huerto:
- Protección del suelo: El suelo, nuestra joya más preciada, necesita protección del frío, las heladas y las fuertes lluvias. Cubrimos las parcelas con una capa gruesa de acolchado (mulch), usando paja, hojas secas o restos de poda. Esto no solo protege la tierra, sino que también evita la erosión, mantiene la humedad y, al descomponerse, añade nutrientes.
- Elaboración de compost: El invierno es el momento perfecto para revisar y airear nuestra compostera. Al remover los materiales, aceleramos la descomposición y creamos ese «oro negro» que usaremos en primavera para nutrir las nuevas plantas. Es una lección fantástica sobre el reciclaje de la naturaleza.
- Mantenimiento de las herramientas: Limpiamos, afilamos y engrasamos nuestras herramientas de jardinería. Cuidar de nuestro equipo es tan importante como cuidar del huerto.
- Planificación de las siembras: Con la ayuda de nuestros cuadernos de huerto, analizaremos los éxitos y fracasos del año anterior. Juntos, decidiremos qué vamos a sembrar en primavera y dónde lo haremos, aplicando la rotación de cultivos para mantener la salud del suelo.
¿Y qué podemos cultivar?
Aunque la variedad es menor, el invierno también nos regala deliciosas hortalizas que aguantan bien el frío:
- Ajos y cebollas: Plantados en otoño, sus brotes verdes nos dan una pista de lo que vendrá.
- Guisantes y habas: Sus pequeñas plantas comienzan a crecer y a enriquecer el suelo con nitrógeno, preparándolo para el futuro.
- Hortalizas de hoja resistente: Las espinacas, acelgas y algunas variedades de lechuga siguen creciendo lentamente, ofreciéndonos una cosecha fresca incluso en los días más fríos.





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