Durante el mes de febrero los colegios de la Red hemos preparado nuestros semilleros para todas aquellas plantas delicadas al frió como lechugas, tomate, pimiento, berenjena…
Desde un tiempo atrás, los alumnos han venido guardando yogures y envases para además de darles un nuevo uso, contribuir a crear nuevos espacios de vida en las aulas, donde al tiempo que controlamos mejor las condiciones de temperatura y humedad respecto a la intemperie, conseguimos adelantar las fechas de germinación y un desarrollo más rápido de la planta en sus primeros estadios.
Así, llenando envases y sembrando con todo el cariño las semillas que dentro de unos meses nos proporcionarán los esperados frutos, hemos aprendido conceptos como el ciclo vital de los vegetales, las diferencias entre reproducción sexual y asexual, la morfología de las plantas o diferentes técnicas de reproducción.
¿Por qué hemos apostado por el cultivo de variedades tradicionales de la zona centro de Castilla y Léon?
Las semillas que hemos sembrado en nuestros colegios son fruto de una selección secular y cuentan con evidentes ventajas en relación a los híbridos y variedades comerciales empleadas en la agricultura industrial: gran adaptabilidad a las condiciones de nuestra zona; características organolépticas peculiares; potencial de reserva genética; atributos de resistencia ante plagas y enfermedades; además de constituir un patrimonio cultural irreemplazable.
Su uso y multiplicación nos ayudará a trabajar desde los centros educativos la importancia de la conservación de la biodiversidad, convirtiendo a nuestros alumnos como ya son, en “guardianes de semillas” pudiendo reproducir y conservar variedades que les atraerán por su mayor sabor y por su diversidad de formas y colores, a diferencia de aquellas 3 ó 4 variedades hortícolas que se encuentran en los supermercados.
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