El cultivo a partir de semillas a finales del invierno puede ser un desafío debido a las bajas temperaturas. Muchos pueden ser los problemas al empezar la primavera también (heladas típicas de nuestros parajes vallisoletanos), a los cuales nuestras plántulas recién germinadas se enfrenten. Para solventar este tipo de problema se puede preparar un semillero.
¿Y qué es un semillero? Un semillero es aquel espacio donde se siembran las semillas de las plantas que se quieren poner en el huerto para, una vez germinadas, poder ser trasplantadas a otro sitio o directamente en el huerto.
La preparación de un semillero puede proporcionar cobijo y las condiciones óptimas para controlar la temperatura, dando lo necesario para la germinación. Es distinto a otro tipo de estrategias usadas en agricultura donde el uso de cables, tuberías u otras infraestructuras tienen como finalidad calentar el suelo para facilitar la germinación y el desarrollo de las nuevas plántulas. Con un semillero en el interior de casa, de clase o de un cobertizo evitando la intemperie, pero siempre ubicado en una zona luminosa, se puede ayudar a las plantas para su germinación, ahorrando así el uso de electricidad u otras estrategias más complicadas.
Hay muchos tipos de semilleros comerciales, pero siempre podemos utilizar los recursos que tenemos a mano. Así se puede reciclar y reutilizar aquello que se considera basura, pero aún puede ser útil, como envases vacíos de yogurt, hueveras de cartón vacíos… etc. Se llenan de sustrato orgánico para darle sujeción a la planta, como humus, o algodón, cuidando de hacer agujeritos en el fondo del envase para que el agua drene y no ahogue la semilla o plántula.
Como ventaja de este método, al usarse sustrato para permitir a la semilla sujeción para desarrollarse, se tendrá una gran cantidad de abono orgánico que más adelante será útil para el cultivo. De no tratarse de un sustrato con materia orgánica, simplemente se puede cubrir el semillero con unos pocos centímetros de tierra y plantar las plántulas de vegetales ya germinadas sobre el mismo. Se debe tener cuidado de no dañar las raíces o cualquier parte de la plántula si las manipulamos, ya que son muy vulnerables a cortes o heridas.
Los pasos básicos para montar un semillero son:
– Elección del lugar, el sustrato y recipiente. Acorde al tamaño de la semilla y de la futura plantita así deberá ser la profundidad de este.
– Hacer pequeños agujares en la base del recipiente, si no tiene.
– Se añade la tierra o sustrato, si puede estar un poquito húmedo, mejor.
– Se coloca la semilla a una profundidad proporcional a su tamaño.
– Colocar un identificador para saber qué especie de planta se ha puesto.
– Coloca los semilleros en un lugar con buena iluminación pero evitando el sol directamente.
– Regar con agua, evitando que arrastre o caiga fuerte para evitar sacar el sustrato del recipiente y perder o romper la semilla germinada.
Una vez nuestras plántulas están listas para ir fuera, el comenzar a trasplantar las hortalizas a finales del invierno o principios de la primavera puede ser un desafío por las temperaturas, ya que aún pueden ser demasiado bajas para permitir un crecimiento rápido. Una ayuda adicional para evitar esto puede ser el uso de protección para las noches a modo de mininvernadero (una botella o garrafa de plástico transparente cortada por la mitad), puede ayudar enormemente al inicio del crecimiento ya sean pequeñas plántulas o medianas.
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