Cada año, el 24 de octubre marcamos en nuestro calendario una fecha muy importante: el Día Internacional contra el Cambio Climático. Es un día para recordar la urgencia de actuar frente a uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, y para reflexionar sobre cómo nuestras acciones, grandes y pequeñas, pueden marcar la diferencia.

Os proponemos un reto, haceros reflexionar para que cada uno de vuestros huertos pueda convertirse en un laboratorio de sostenibilidad.

En nuestros huertos escolares, no solo cultivamos hortalizas; también cultivamos conciencia. Son un espacio vivo donde, sin darnos cuenta, estamos aprendiendo y aplicando principios que son clave en la lucha contra el cambio climático:

  1. Alimentos de kilómetro cero: Cada lechuga, cada tomate que cosechamos en nuestro huerto es un alimento que no ha tenido que viajar miles de kilómetros. Esto reduce drásticamente las emisiones de carbono asociadas al transporte y la refrigeración de alimentos, ¡contribuyendo a un planeta más limpio!
  2. Biodiversidad en acción: Al elegir diferentes variedades de plantas y fomentar la presencia de insectos beneficiosos, estamos promoviendo la biodiversidad. Un ecosistema diverso es más resistente y ayuda a mantener el equilibrio natural, algo vital en un clima cambiante.
  3. El poder del suelo y la materia orgánica: En nuestro huerto, el compost es oro. Al enriquecer nuestro suelo con materia orgánica (restos de plantas, comida), no solo lo hacemos más fértil, sino que también ayudamos a que capture y retenga carbono de la atmósfera. ¡Un suelo sano es un gran aliado contra el cambio climático!
  4. Uso eficiente del agua: Aprendemos la importancia de cada gota, utilizando sistemas de riego eficientes y técnicas como el acolchado para mantener la humedad en el suelo. La gestión sostenible del agua es fundamental en un contexto de sequías y cambios en los patrones de lluvia.
  5. Educación para el futuro: Quizás lo más importante es que el huerto nos conecta con la naturaleza, nos enseña sobre los ciclos de la vida y nos muestra cómo nuestras acciones impactan el medio ambiente. Forma ciudadanos conscientes y responsables, capaces de tomar decisiones informadas para un futuro más sostenible.

¡CADA PEQUEÑA ACCIÓN CUENTA! El cambio climático puede parecer un problema inmenso, pero desde nuestro huerto aprendemos que cada pequeño esfuerzo suma. Plantar una semilla, hacer compost, ahorrar agua, comer productos locales y, sobre todo, compartir lo que aprendemos, son acciones poderosas.

Este 24 de octubre, os invitamos a que miréis vuestros huertos con nuevos ojos. Son un testimonio viviente de cómo podemos trabajar con la naturaleza para construir un futuro más sostenible. ¡Es nuestro pequeño gran aporte a la salud de nuestro planeta!